Parque nacional de las Cevenas: el bienestar al alcance de la mano

¿Necesitas volver a conectar con el mundo y con los demás? En el Parque nacional de las Cevenas, lo conseguirás gracias a la inmensidad de los paisajes que comparten en armonía los hombres, la fauna y la flora. Andar, pedalear, respirar, contemplar, hablar… el bienestar está al alcance de la mano.

Sumérgete en el territorio del Parque nacional de las Cevenas, donde podrás compartir momentos inolvidables con las mujeres y los hombres que dan vida a la cultura local. En la agricultura, el alojamiento o la artesanía, su amor por la tierra y sus prácticas ecorresponsables son una fuente de inspiración. Aquí, el hombre está presente en armonía con la naturaleza, que te acompañará en tu búsqueda de bienestar y reconexión.

Observar, impregnarse, reencontrarse

La belleza extraordinaria del Parque nacional de las Cevenas es el reflejo de la extraordinaria variedad de los medios naturales que lo forman. Los abundantes bosques, las landas doradas y las amplias extensiones de estepas albergan una fauna diversa y se dejan admirar armoniosamente. Cuarenta especies protegidas de árboles y flores componen la espectacular y enigmática flora que se despliega en esta reserva de la biosfera reconocida por la UNESCO. El Parque nacional se encuentra inscrito en la lista del Patrimonio de la Humanidad por sus paisajes agropastoriles repletos de vegetación y de vida.

Cuando se acaba el día, la mayor Reserva internacional de cielo estrellado de Europa te conquistará. Bajo el cielo, podrás alcanzar la plenitud y encontrar el bienestar.

Desde el Mas de la Barque, inmersión en las extensiones del Monte Lozère

Situado en el corazón de un bosque denso y cautivador, el Mas de la Barque constituye el punto de partida ideal para las caminatas y excursiones en los valles y las estepas salvajes del Monte Lozère. Yoga, marcha nórdica o sesiones de masajes: el Mas de la Barque también ofrece a los visitantes las actividades de relajación y descanso imprescindibles para los crepúsculos estivales y las veladas de invierno.

Contemplar el vals de los buitres desde el Roc des Hourtous

Al llegar a las vertiginosas fronteras del causse Méjean, los elegantes buitres de las Cevenas bailan en el cielo. Desde el Roc des Hourtous, que se eleva pacientemente sobre las gargantas del Tarn y sus entramados de ríos confinados, se pueden observar los pliegues y repliegues del valle, o comenzar a recorrer el «sendero de las aves», un paseo inmersivo al encuentro del caserío de Rieisse y de sus edificaciones típicas del causse, de las landas quemadas por el viento y de los misteriosos sotobosques.

Deambular por los valles de los Gardons

Del otro lado del causse, se puede bajar siguiendo los zigzagueos estrechos y sinuosos que dibujan los valles de los Gardons. En este remanso de tranquilidad, el calor y el frescor se suceden al ritmo de las caminatas y los baños. Los más discretos incluso podrán tratar de observar a las nutrias y castores que animan las corrientes de este pequeño paraíso. Para marcharse tranquilos, los visitantes pueden tomar el camino de Stevenson, donde los edificios clasificados como monumentos históricos, los paisajes agrícolas y el célebre museo del Désert nos cuentan el pasado protestante de las Cevenas.