En los viñedos del Piamonte

Este circuito de 3 horas, que parte de la finca vinícola Mas des Manhans, le llevará a descubrir los paisajes del Piamonte de las Cevenas. Un telón de fondo de suaves colinas calcáreas, dominadas por los emblemáticos gemelos: los montes Rouquette y Saint-Chamand, arbolados por encinas y surcados por numerosos arroyos. Un terruño ideal para la vid, el olivo y la morera. Apasionado por la naturaleza y el patrimonio, Victor André le propone varias paradas en este recorrido de 20 a 30 km, que combina caminos y senderos con un desnivel suave para contar la historia de esta zona.

Comenzamos con una breve parada ante un antiguo vivero de gusanos de seda. Aquí es donde Séricyne, una empresa creada en 2015, ha reactivado la producción de seda en la región gracias a un proceso innovador: los gusanos de seda ya no producen capullos, sino que depositan su seda en moldes. Los productos de alta gama se venden en boutiques de lujo. Apoyado por un esquema, nuestro guía explica la biología del "magnan" (en occitano "el goinfre"), es decir, el gusano de seda, que contribuyó al auge económico de la región gracias a la sericultura, cuya edad de oro se sitúa entre principios del siglo XVIII y mediados del XIX.

Un paseo por el pueblo de Monoblet, de 750 habitantes, permite descubrir su notable templo octogonal. Construido entre 1565 y 1575, fue destruido en 1684, un año antes de la revocación del Edicto de Nantes, antes de ser reconstruido un siglo y medio más tarde. Unas pedaladas más adelante, se llega al pueblo de Fressac, dominado por las ruinas de un castillo del siglo XIII. Durante la guerra de Camisard, sirvió de refugio a la población local.

El pueblo está atravesado por el Contourby, un arroyo profundamente inciso que revela una geología sedimentaria en la que se pueden ver fósiles de ammonites. En un camino bordeado a ambos lados por plátanos, tuvimos la suerte de avistar la carraca europea, una magnífica ave migratoria de color azul que aprecia las cavidades naturales de los troncos de los árboles. El paseo termina con una (bien merecida) degustación de los vinos del Mas des Manhans, sello del parque nacional del Esprit.