Descubrir el Parque nacional de Guadalupe a través de sus bellas aguas

Llamada Karukera («la isla de las bellas aguas») por los indios caribes, Guadalupe es un templo de biodiversidad marina y acuática único en el mundo. ¿A qué esperas para explorarlo en compañía de guías locales experimentados? Desde las aguas, podrás descubrir estas tierras de una forma diferente.

En el corazón del macizo de la Soufrière, el bosque tropical húmedo se encuentra constelado por cursos de agua, lagunas y cascadas. A veces tranquilas, y otras rápidas, esas aguas invitan a la relajación y el descanso, pero también son ideales para realizar apasionantes excursiones acuáticas. Un poco más al norte, en la carretera de la Traversée, los diferentes senderos permiten avistar numerosos ríos y otros cursos de agua.

Un ecosistema protegido, lleno de vida y único

Situada entre las islas de Grande-Terre y Basse-Terre, la laguna Grand Cul-de-Sac Marin presenta la barrera de coral más grande de las Antillas Menores, y los humedales (manglar y bosque pantanoso) mejor preservados. Con sus arrecifes de coral, sus praderas marinas, sus peces de todo tipo y sus numerosas especies de aves, son espacios rebosantes de una vida que un senderista no puede ni imaginar...

Cuando disfrutes de una excursión en barco, una aventura en piragua o un paseo haciendo paddle surf, trata de ver pelícanos pardos o gaviotines patinegros americanos en los árboles, mangles creciendo en el agua o algún ave zancuda en la orilla. Las excursiones subacuáticas te permitirán observar tortugas marinas o peces mariposa de rayas, así como admirar el arrecife de coral tapizado de esponjas multicolores y gorgonias.

Asistir al espectáculo de las cascadas del Carbet y de la Soufrière

De fácil acceso, las cascadas del volcán de la Soufrière, también llamado «vieja dama», impresionan por las fumarolas que demuestran su intensa actividad subterránea. Las nubes que lo rodean dan lugar a las múltiples cascadas y ríos de Basse-Terre. Las cascadas del Carbet ofrecen un espectáculo extraordinario: la más alta culmina a 115 metros, y la más baja cae desde 20 metros en una sublime laguna circular que hará soñar a los nadadores. Todo puede contemplarse escuchando la relajante sinfonía de la naturaleza, que arrulla al visitante mezclando el canto de los pájaros con el de las ranas y el viento.

Explorar el encantador entorno de la carretera de la Traversée

Un poco más al norte, la carretera de la Traversée separa las Mamelles, dos grandes montañas emblemáticas de Guadalupe. Los paisajes que rodean la ruta albergan una fauna y una flora abundantes y numerosos ríos. A partir de la Maison de la Forêt, un sendero inmerso en un marco extraordinario guiará a los visitantes hasta el río Bras-David. No lejos de allí se encuentra la zona de pícnic del Petit Bras David, ideal para pasar un día de descanso y evasión en familia o entre amigos a la sombra de uno de los «carbets».

Maravillarse ante la biodiversidad de la laguna Grand Cul-de-Sac Marin

Tras un largo recorrido a través del bosque tropical, las aguas de los ríos desembocan en el mar, en particular en Grand-Cul-de-Sac Marin. En esa inmensa laguna repleta de matices de azul cohabitan diferentes ecosistemas, como el medio marino, el manglar o el bosque pantanoso. Gracias a su extraordinaria biodiversidad, Grand Cul-de-Sac Marin es la capital del turismo verde en Guadalupe. Aquí, la simple observación de la fauna y la flora permite vivir momentos mágicos.