En el Parque nacional de los Pirineos, el cielo es su jardín

¡Los Pirineos reciben el apodo de «montaña de las rapaces» por una buena razón! Los amantes de la ornitología saben que prácticamente solo hay que levantar la vista para divisar a los señores del cielo. Los quebrantahuesos, las águilas reales o los alimoches comunes son algunas de las muchas aves que han elegido domicilio en las alturas naturalmente protegidas del Parque nacional de los Pirineos. ¡Y vale la pena venir a comprobarlo!

¡Los Pirineos reciben el apodo de «montaña de las rapaces» por una buena razón! Los amantes de la ornitología saben que prácticamente solo hay que levantar la vista para divisar a los señores del cielo. Los quebrantahuesos, las águilas reales o los alimoches comunes son algunas de las muchas aves que han elegido domicilio en las alturas naturalmente protegidas del Parque nacional de los Pirineos. ¡Y vale la pena venir a comprobarlo!

Pueden observarse en las zonas de alta montaña, en acantilados y barrancos, aunque en su camino los visitantes también podrán cruzarse con el alimoche común, un ave migratoria que solo reside en Francia entre marzo y septiembre y que anida en las paredes rocosas de media montaña.

Los buitres leonados de Aste-Béon

Los acantilados de Aste-Béon, un paisaje de por sí extraordinario, albergan la colonia francesa más antigua de buitres leonados, un ave poco común que estuvo a punto de extinguirse y que hoy disfruta de la protección que le ofrece la Reserva natural nacional de Ossau. ¿Cómo no mencionar también a la majestuosa águila real? No es extraño verla cruzar planeando el cielo del Parque nacional de los Pirineos llevada por las corrientes ascendentes. Además, el Parque ofrece a los observadores más experimentados la posibilidad de completar su exploración de la fauna admirando los urogallos y los lagópodos.

El acantilado de los buitres: un museo vivo al aire libre

La Falaise aux Vautours es un espacio museográfico muy original. Diversas cámaras colocadas cerca de varios nidos permiten observar buitres leonados y alimoches en una pantalla gigante y en directo, sin molestar a las aves. Paradas nupciales en enero, primer vuelo de las crías en julio, y durante todo el año la vida diaria de cientos de parejas, desde cómo comparten una presa hasta la vida en el nido con un recién nacido... Una experiencia pedagógica y lúdica muy bien diseñada que permite descubrir a esas fascinantes rapaces.

Observar las migraciones desde el puerto del Soulor

Los aficionados al ciclismo lo conocen por el Tour de Francia. Para las aves ante todo es un corredor migratorio de gran importancia, lo que lo convierte en un lugar ideal para observarlas gracias a dos senderos de interpretación de libre acceso, uno sobre las rapaces y otro sobre las paseriformes. En el puerto del Soulor es habitual encontrarse y hablar con los grandes amantes de la ornitología de la asociación OCL (Oiseaux Cols Libres) que, todos los años, se reúnen para seguir las migraciones de las rapaces.

En el valle de Aspe: recorrer el pasado por el Chemin de la Mâture

El Chemin de la Mâture, un sendero de 1200 metros de largo tallado en la ladera de un precipicio, fue cavado en la roca en el siglo XVII, en el valle de Aspe. En sus tiempos, servía para llevar los troncos de abetos que se utilizarían para construir los mástiles de los barcos de la marina real. Forma una vertiginosa muesca de 4 metros de alto por 4 metros de ancho en plena ladera. El camino se encuentra a 200 metros del fondo del barranco Gorges d’Enfer, y es un lugar ideal para observar las rapaces en vuelo o en su nido en los acantilados.