Parque nacional de Guadalupe: sus herencias
Descubrir el Parque nacional de Guadalupe significa explorar una historia plural y sumergirse en un cruce de herencias. Desde hace 30 años, el programa internacional sobre el Hombre y la Biosfera (MAB) reconoce los lazos que unen a los habitantes del Parque con su entorno. Aquí, las sucesivas tradiciones y culturas han forjado la esencia variopinta que constituye el alma de este exuberante entorno natural.
El Parque nacional de Guadalupe es un territorio con una riqueza excepcional gracias a un patrimonio histórico muy diverso, tanto natural como cultural o paisajístico. Sus habitantes han creado un sólido vínculo con la naturaleza, que es un componente esencial en todas las facetas de sus costumbres, como la alimentación, la salud, el bienestar o el ocio. Una relación que el Parque nacional lleva valorizando desde 1993 a través del apoyo prestado a los agentes locales para preservar el medio ambiente.
Una herencia compartida
La identidad multicultural de Guadalupe procede de todos los rincones del mundo. A lo largo de los siglos, numerosos pueblos venidos de América, Europa, África, Oriente Medio o Asia han llegado al archipiélago para construir una tradición a un mismo tiempo común y diversa. Gastronomía, danzas, tejidos, artesanía, músicas, farmacopea… la forma de vivir en Guadalupe constituye un mosaico de saberes y conocimientos donde se combinan estos legados. No lo dudes más y ven a disfrutar del espectáculo que ofrecen los impresionantes paisajes y la riqueza cultural del Parque nacional de Guadalupe.
Perderse en los alrededores del molino de Poyen
La caña de azúcar puebla los paisajes y la historia de Guadalupe desde que comenzó a explotarse en el siglo XV. El molino de Poyen era una plantación de azúcar en el norte de Grande-Terre. Antes del siglo XIX, se usaban molinos de viento para triturar los tallos de caña y extraer su jugo (también llamado Vésou), a su vez empleado en la fabricación de azúcar y del célebre ron agrícola. Un lugar que integra la aportación de cada época y ofrece un viaje a través de la historia, entre la industrialización y la agricultura.
Sumergirse en el Ecomuseo Créol’art
En Sainte-Rose, el Ecomuseo Créol’art propone una inmersión total en el corazón de la historia, la cultura y las tradiciones de Guadalupe. Plátanos, malangas, berenjenas, pepinos, maíz, batatas… su auténtico jardín criollo rebosa de cultivos alimentarios, árboles frutales y plantas aromáticas y medicinales para descubrir durante un sabroso paseo. Las anécdotas presentadas permiten entender los usos tradicionales y científicos de cada planta mientras se disfruta de este lugar lleno de vida.
Apasionarse por la historia del islote de Fajou
El islote de Fajou, en Grand Cul-de-Sac Marin, es la mayor isla de la bahía. Situada a cerca de 6 km de la ciudad de Morne-à-l’Eau, tiene una superficie de unas 115 ha. El islote es un trozo de tierra que emerge en una zona de aguas poco profundas, rodeado de una muralla de arrecifes de coral. Alberga el último horno de cal de Guadalupe, parcialmente en ruinas, testigo de la época en que estaba habitado. Una mezcla explosiva donde los legados de la historia se mezclan con los de la naturaleza.
En el Parc national de la Guadeloupe

Les Plaines
97116 Pointe-Noire
Guadalupe

La Boucan
97122 Sainte-Rose
Guadalupe

Route de Bis
97115 Sainte-Rose
Guadalupe