Parque nacional de las Calanques, naturaleza y paisajes sin igual

Las Calanques forman un paisaje y un medio natural únicos en el mundo. Allí han elegido domicilio numerosas especies de plantas y animales, y algunas solo pueden observarse en el Parque nacional de las Calanques. Las excursiones por el parque permiten disfrutar de diferentes vistas de paisajes casi siempre espectaculares.

Aviso a los apasionados de la naturaleza: el Parque nacional de las Calanques ofrece un sinnúmero de posibilidades de observación para saborear la majestuosa belleza de sus paisajes y la abundante vida de su ecosistema. 

Ese terreno tan particular donde se entremezclan la caliza, la pudinga y las formaciones cársticas despertará la curiosidad de los amantes de la geología, que podrán dejarse maravillar por los acantilados Soubeyranes, un templo de la mineralogía y uno de los acantilados costeros más altos de Europa. No te pierdas las excepcionales vistas de estos gigantes ocres que pueden admirarse desde la «route des Crêtes», la carretera que une Cassis a La Ciotat.

Un ecosistema y unos paisajes extraordinarios

Una de las especies más emblemáticas del territorio posiblemente sea la gaviota patiamarilla, apodada «gabian» por los habitantes de la Provenza. Las islas de Marsella albergan la mayor colonia francesa de reproducción de esta ave marina costera. El Parque nacional también presenta una gran variedad de reptiles, como el lagarto ocelado, con un tamaño medio de 80 centímetros que lo convierte en el mayor lagarto europeo.

Con sus tres semáforos marítimos, el territorio del Parque nacional ofrece espacios incomparables para la observación del patrimonio natural y cultural de las Calanques. De hecho, el del Bec de l’Aigle aún está en funcionamiento, e incluso abre sus puertas al público en junio, durante las Jornadas del Mar.

Observar el Mediterráneo desde el semáforo de Callelongue

Situado a 109 metros por encima de la cala del mismo nombre, el semáforo de Callelongue ofrece un panorama del litoral. Construido en 1863, servía para vigilar la llegada de posibles invasores y establecer la comunicación con los buques y los demás telégrafos ópticos. El Parque nacional de las Calanques ha emprendido importantes obras para restaurar esta construcción abandonada durante mucho tiempo y garantizar su seguridad. El interior no puede visitarse, pero se puede disfrutar del mirador acondicionado junto al edificio.

Disfrutar de las vistas en la carretera de la costa

La «route des Crêtes» es la carretera departamental (concretamente, la D141) que une Cassis y La Ciotat cruzando los acantilados Soubeyranes. Es la carretera panorámica por excelencia. Alcanza su punto más alto en el cabo Canaille y ofrece muchísimas vistas espectaculares de las bahías de Cassis y La Ciotat, así como del macizo de piedra caliza de las Calanques y el archipiélago de Riou. En las tierras del interior, los visitantes descubrirán paisajes arbolados con pinos piñoneros plantados en los noventa después de terribles incendios.

Observar la excepcional naturaleza de las islas de Frioul

Frente a las costas de Marsella, el archipiélago de Frioul ostenta su silueta de piedra caliza y los escarpados relieves de sus cuatro islas: Pomègues, Ratonneau, If y Tiboulen. Estas islas modeladas por el viento son el reino de plantas de curiosas formas que se han adaptado a la sequedad y la sal. Allí viven especies comunes como el pino de Alepo o el romero, y especies que solo pueden observarse en ese lugar del Parque, como la azucena de mar. El archipiélago también es el refugio de muchas especies de aves, como la pardela cenicienta.